miércoles, 8 de enero de 2014

Métodos de tortura en la Inquisición

Pues no tiene nada que ver con libros, música o películas pero a mi me ha encantado ponerlo ya que me llama la atención y pues como esta es una sección variada espero que a ustedes también les agrade o les llame la atención como a mi:


EL POTRO
La víctima era atada al instrumento y estirada rápidamente o gradualmente por periodos de días. Se reportaron casos de cuerpos estirados hasta doce pulgadas como resultado de la sistemática dislocación del cuerpo, fuertes ruidos de huesos dislocados, gritos de agonía y terribles pedidos de misericordia retumbaban por el taller del inquisidor. Con el prisionero atado a este aparato, el inquisidor también usaba un variedad de torturas mas sutiles.


EL TORO DE FALARIS
Se atribuye la quema de seres humanos hasta morir dentro de la efigie de un toro a Falaris, tirano de Agrakas (la actual Agriento, en Sicilia), que murió en el año 554 a.C. Los alaridos y los gritos de las víctimas salían por la boca del toro, haciendo parecer que la figura mugía.



LA DONCELLA DE HIERRO DE NUREMBERG
 Todos conocemos este instrumento. Es un envase, caja cerrada, similar a un ataúd que estaba parado íntegramente y cerrado firmemente. En uno de sus lados una puerta y sobre ella se añadieron unos pinchos. Se colocaban a las víctimas paradas allí dentro, cuando la puerta con sus pinchos se cerraba, éstos últimos se dirigían a los cuerpos de las víctimas. Las garras no fueron diseñadas para matar, francamente, pero sin embargo la víctima podía disfrutar de su nuevo hogar varios días antes de morir.



LA RUEDA PARA DESPEDAZAR
Este es el que más me llamo la atención y no conocía. La rueda para despedazar. Era el instrumento de ejecución más común en la Europa germánica, después de la horca, desde la Baja Edad Media hasta principios del siglo XVIII. En la Europa latina el despedazamiento se llevaba a cabo con barras de hierro macizas y mazas herradas en lugar de ruedas. La víctima, desnuda, era estirada boca arriba en el suelo o en el patíbulo, con los miembros extendidos al máximo y atados a estacas o anillas de hierro. Bajo las muñecas, codos, rodillas y caderas se colocaban trozos de madera. El verdugo, asestando violentos golpes con la rueda de borde herrado, machacaba hueso tras hueso y articulación tras articulación procurando no asestar golpes fatales. La víctima se transformaba, según nos cuenta un cronista alemán anónimo del siglo XVII, "en una especie de gran títere aullante retorciéndose, como un pulpo gigante de cuatro tentáculos, entre arroyuelos de sangre, carne cruda, viscosa y amorfa mezclada con astillas de huesos rotos”. Después se desataba e introducía entre los radios de la gran rueda horizontal al extremo de un poste que después se alzaba. Los cuervos y otros animales arrancaban tiras de carne y vaciaban los ojos de la víctima hasta que a ésta le llegaba la muerte.

LA CUNA DE JUDAS
En este procedimiento la víctima es izada de la manera que se puede ver en la ilustración adjunta y descendida sobre la punta de la pirámide; de tal forma que su peso reposa sobre el punto situado en el ano, en la vagina, bajo el escroto o bajo el coxis . El verdugo, según las indicaciones de los interrogados, puede variar la presión desde nada hasta todo el peso del cuerpo. Se puede sacudir a la víctima o hacerla caer repetidas veces sobre la punta.


LA SIERRA
Debido a la posición invertida del reo, se asegura suficiente oxigenación al cerebro y se impide la pérdida general de sangre, con lo que la víctima no pierde el conocimiento hasta que la sierra alcanza el ombligo, e incluso el pecho partiendo en dos a la persona, según relatos del siglo XIX.









Estos fueron los que más me llamaron la atención y que recordaba los nombres, espero que aunque quizá no les haya gustado les llamara la atención.

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